PORNOGRAFÍA Y VIOLENCIA DE GÉNEROS


Hola a todos!

Esta semana voy hablar sobre un tema muy serio y que cada vez se esta haciendo como algo mucho más habitual y común. Siendo así, que hay muchas más personas que sufren esta violencia y cada vez a edades más tempranas. 

El tema escogido es la pornografía y la violencia de géneros. 

La pornografía puede ser tanto la producción como la distribución de material sexualmente explícito, cuyo objetivo es la excitación sexual (Ballester Brage et al., 2020). Cobo Bedia (2019, p.9) completa esta definición añadiendo que es un “retablo de rituales en el que las mujeres son objetualizadas y mercantilizadas para satisfacer los deseos de poder masculinos”. Es accesible, mayoritariamente gratuita y no requiere comprobación de edad. 


En España, Ballester Brage et al. (2020) informan de una edad de inicio en el consumo de pornografía de 8 años, por lo tanto previa a la educación sexual. Por otra parte, (Ballester y Orte, 2019), indican que, en jóvenes, un 86,9 % de hombres y un 54,6% de mujeres son consumidores habituales.

La causa de que el consumo de pornografía sea tan temprana es porque en los colegios, institutos e incluso en casa no hay una educación sexual buena en la que al menor se le educa sexualmente en todos los sentido, por ello requieren a la pornografía, ya que considera que es el único medio en el que le puede ofrecer una información segura sobre la educación sexual. 

El metaanálisis de Wright et al. (2016) concluye que las personas que consumen pornografía de manera más frecuente tienen más tendencia a tener actitudes que pueden conducir a la agresión sexual o a llevar a cabo una agresión sexual. En el mismo sentido, la revisión de Rodenhizer y Edwards(2017) refleja que, en la adolescencia y la adultez emergente, la exposición a medios sexuales explícitos y medios sexuales violentos se relacionan con: 1) más mitos y mayor aceptación de la violencia de pareja y la violencia sexual. 2) la anticipación, la victimización y la perpetuación actual de violencia de pareja y violencia sexual. 3) la no intervención por parte de espectadores ante estas violencias.

Es cierto, que por consumir esa educación sexual desde tan temprana edad los niveles de abusos y violaciones ha aumentado. Esto es causa de la pornografía, dado que es lo que se muestra en ella, dando a entender que las relaciones sexuales placenteras son mediante agresiones. Además de ello también se crean muchas idealizaciones tanto en el acto sexual como en los cuerpos, causando una serie de complejos y estereotipos que a veces son muy difíciles incluso imposible de alcanzar.

Las primeras personas afectadas por la pornografía son sin duda las personas invisibilizadas explotadas por esta industria. Farley (2007) destaca que un 49% de las personas en situación de prostitución en su estudio fueron forzadas a participar en vídeos pornográficos y un 80% refirieron tener que realizar actos pornográficos de vídeos que les enseñaron los consumidores de trata de personas.

Ferrer-Pérez y Bosch-Fiol (2019), definen la violencia basada en el género como “violencia que es ejercida por los varones contra las mujeres por el mero hecho de serlo y por la posición social que ocupan unos y otras en razón de los condicionantes que introduce el género” (pág.69). La Declaración de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (ONU, 1994), reconoce varios tipos de violencia; puede ser física, sexual y psicológica, y puede existir en el hogar, en la comunidad o a nivel estatal y global. La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer (2019) indica que la mitad (57,3%) de las mujeres residentes en España (16 años o más) han sufrido violencia de género y un 19,8% la han sufrido en el último año (Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, 2019). Además, las mujeres víctimas de violencia de género presentan una mayor gravedad de sintomatología depresiva, pensamientos y conductas obsesivas, ideación suicida, niveles significativos de ansiedad, y trastorno por estrés postraumático (Aguirre et al., 2010; Alayo Rodríguez y Gómez, 2020; Daugherty et al., 2020; García Navarro et al., 2020; Lara Caba et al., 2019; Llosa Martínez y Canetti Wasser, 2019).

En cuanto a la relación entre pornografía y violencia de género, De Miguel (2020), muestra que la pornografía “está sujeta a un proceso de erotización de la violencia que puede convertirse en el nuevo espacio de legitimación de la desigualdad”. Alario Gavilán (2019), 6 añade que la pornografía cosifica a las mujeres reduciéndoles a la condición de cuerpo, retirándoles sus emociones, sus deseos y su autonomía. Posteriormente, fomenta la sexualización de estos cuerpos. En un estudio que analizó escenas de violencia en vídeos pornográficos, Bridges et al. (2010) destacan que el 88,2% de las escenas contenían agresión física, y un 48,7% contenían agresión verbal. Las víctimas eran mayoritariamente mujeres y mostraban placer o respondían de manera neutral. Alario Gavilán (2018) concluye que la pornografía hegemónica contribuye a erotizar la violencia sexual hacia las mujeres mediante aspectos como: la presentación del deseo como prescindible (enseñando mujeres que sienten placer cuando les violan), el dolor físico (prácticas sexuales dolorosas), el sufrimiento (gritos, llantos, intentos de huida), la humillación (prácticas sexuales destinadas a someterlas), los abusos sexuales a menores (categorías “teen”, “barely legal” y vídeos de menores), y el consumo de prostitución (vídeos de mujeres en situación de prostitución, con un mayor grado de humillación). 

Muchas personas consumidoras, consideran que para nada hay violencia ni abuso por el simple hecho de firmar un papel en el que esta persona autoriza ser grabada. Pero por firmar la autorización ¿tiene derecho a que sea tratada de esas maneras? 

Sobre la anulación de la pornografía no creo que podamos llegar hacer nada, ya que es una gran industria que hace años que está en vigor, pero considero que lo que si está en nuestras manos como Educadores Sociales es conseguir que desaparezca el tabú de la educación sexual tanto en las casas como en las escuelas y así poder conseguir que las visitas ha esta plataforma se reduzca o que si se consume sea sabiendo que todo lo que ven es ficticio e irreal. Otra de las labores que están en nuestras manos es educar a los padres para que no se le ofrezca la libre navegación en Internet a un crío de tan temprana edad y que ponga límites en las redes, para eso sería muy importante ofrecer información sobre el peligro de Internet y ofrecer plataformas infantiles en la que los chicos si puedan navegar, además de imponer horarios, encontrarse siempre cerca del menor, que no disponga de un dispositivo propio, entre otras.

¿Qué crees que podemos hacer como Educadores Sociales?¿Estás de acuerdo con mis reflexiones?

Un saludo, hasta la próxima!!!!!


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